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La hora de las Brujas

UNA NOCHE

El agua del baño desprende un dulce olor a fresa. La espuma cubre todo mi cuerpo y el agua caliente roza hasta el último rincón de mi alma. Cierro los ojos y siento un abrazo que me arropa, firme y tierno.

Alguíén comienza a voltear el pomo de la puerta sacándome de mis delirios. Su enorme sonrisa, de lado a lado, insinuante, despierta bruscamente cada uno de mis deseos más ocultos.

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