ROJO, VERDE Y ÁMBAR
Otro día más y hay sensaciones, momentos, que por más que pasen los años puedes revivir, deleitarte, o sufrir por ellos como si hubieran pasado ayer...
Es increible cerrar los ojos, y perderte en el pasado,en aquella noche, a orillas de la playa, sintiendo la humedad y el sonido del mar entremezclado con la música que se escapaba de los bares que rodeaban el lugar.....Y allí estaba él, tan especial como siempre:
-Anda, cuánto tiempo sin verte!!!Tú me debes unas fotos.....
-¿Vestida o desnuda?
Una mirada, una sonrisa tímida,cómplice, y el roce de sus labios....Nos alejamos, y un caballo azabache tiraba de la carroza blanca que iba a cobijarnos. Viajamos hacia el fin del mundo. Podía ver la luz de las estrellas, una hermosa luna llena, mientras la canción de "Titanic" adornaba junto con mi bohemia aún más el momento.
Los primeros rayos de sol comenzaron a deslumbrarnos, habían pasado horas, y su respeto me permitió conservar la inocencia de aquellos días.
De camino a casa, nos fundíamos en un beso en cada semáforo, sin percatarnos que a veces cambiaba de color. Rojo, verde y ámbar fueron testigos de un sueño, un milagro hecho realidad.
Pasé muchos otros buenos momentos con él, pero jamás podré recordar uno tan claro y que me llenara más. Hoy, después de muchos años, mientras lo relato para vosotros, puedo sentir la emoción que me embargaba, y podría repetir palabra a palabra, segundo a segundo, promesa a promesa...
Él era todo un libertino, y tuvo que marcharse, por siempre. Pero dejó parte de su esencia en mi, y en la actualidad, no yacemos entrelazados, pero disfruto de lo único que queda entre los dos, amistad y la complicidad de aquellos que se han amado.
Me costó siglos entender las razones que le habían encadenado a otros mundos. Y durante todo ese tiempo estuve absorbida por la desesperación, el dolor...buscándolo en otros lugares, en otros hombres...olvidando que las personas son únicas, los parecidos desconcertantes, y las comparaciones odiosas.
Este artículo está dedicado al elfo.
Es increible cerrar los ojos, y perderte en el pasado,en aquella noche, a orillas de la playa, sintiendo la humedad y el sonido del mar entremezclado con la música que se escapaba de los bares que rodeaban el lugar.....Y allí estaba él, tan especial como siempre:
-Anda, cuánto tiempo sin verte!!!Tú me debes unas fotos.....
-¿Vestida o desnuda?
Una mirada, una sonrisa tímida,cómplice, y el roce de sus labios....Nos alejamos, y un caballo azabache tiraba de la carroza blanca que iba a cobijarnos. Viajamos hacia el fin del mundo. Podía ver la luz de las estrellas, una hermosa luna llena, mientras la canción de "Titanic" adornaba junto con mi bohemia aún más el momento.
Los primeros rayos de sol comenzaron a deslumbrarnos, habían pasado horas, y su respeto me permitió conservar la inocencia de aquellos días.
De camino a casa, nos fundíamos en un beso en cada semáforo, sin percatarnos que a veces cambiaba de color. Rojo, verde y ámbar fueron testigos de un sueño, un milagro hecho realidad.
Pasé muchos otros buenos momentos con él, pero jamás podré recordar uno tan claro y que me llenara más. Hoy, después de muchos años, mientras lo relato para vosotros, puedo sentir la emoción que me embargaba, y podría repetir palabra a palabra, segundo a segundo, promesa a promesa...
Él era todo un libertino, y tuvo que marcharse, por siempre. Pero dejó parte de su esencia en mi, y en la actualidad, no yacemos entrelazados, pero disfruto de lo único que queda entre los dos, amistad y la complicidad de aquellos que se han amado.
Me costó siglos entender las razones que le habían encadenado a otros mundos. Y durante todo ese tiempo estuve absorbida por la desesperación, el dolor...buscándolo en otros lugares, en otros hombres...olvidando que las personas son únicas, los parecidos desconcertantes, y las comparaciones odiosas.
Este artículo está dedicado al elfo.
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