ÁNGELES
Érase una vez tres ángeles negros que revoloteaban alrededor de una luz que había sido recompensada con unas enormes y hermosas alas blancas que le permitían volar, flotar y abrazar en un aletear el infinito.
Podías sentir la inocencia del ángel blanco solo con el resplandor de sus pequeños ojos. Su olor impregnaba todo el universo, mientras ella jugueteaba con Andrómeda. Su aura llenaba de luz todas las estrellas que bailaban a su alrededor, tal luciérnagas. Podría perderme en palabras, sentimientos y poesías, y jamás podría describir la belleza a la que tal ser mitológico era capaz de transportarte.
Lo que en un principio era envidia y odio procedente de la oscuridad, se convirtió en una extraña razón de ser para los ángeles negros que quedaron deslumbrados de su inusual pureza. Los tres lidiaron con sus mejores artimañas para arrastrarla hacia cada uno de ellos. Y aunque el hilo que separa el amor del odio es casi imperceptible a nuestro tacto, en el caso de los ángeles negros tan siquiera existia, pues habían sido desprendidos de cualquier capacidad de amar. Más bien se trataba de una cuestión de sometimiento, de posesión. El ángel blanco no era para ellos más que una reliquia, un premio para mostrar ante los demás y regocijarse de estar un punto por encima.
La mecían y cuidaban, en su cruel intento de embelesarla. Ella se sentía privilegiada, embriagada de amor, demasiado confusa, sin poder caer en la cuenta de que no era más que un cordero para degollar en el altar de la maldad.
Soñaba y reía, pero sobretodo lloraba incapaz de elegir, pues sus ansias de amar eran tales, que se debatía en un continuo devenir entre la pasión que le ofrecía el menor de todos, y la amistad y complicidad que le regalaban los dos restantes. La duda la ahogaba y sus pequeños ojos cada vez recogían un cariz más triste, mientrás un manantial de lágrimas empapaba sus alas blancas imposibilitándole volar.
Un día, una luz entre las luces, se percató del estado en el que poco a poco iba sumergiéndose aquel regalo de la naturaleza, y confinó a los ángeles negros en otros lugares, tan léjanos, que ella no podría jamás volver a mirarlos.
Pero el resultado no fue el esperado. Pese a que sus ojos habían sido abiertos para que pudiera observar detenidamente los fines verdaderos del mal, su bondad le hacía justificar todo lo que su corazón no podía soportar.
El ángel blanco acabó en un cómodo estado de letargo, en el que sólo se escuchaban sus sollozos y en el que su vida iba llegando a su fin. Se le heló el corazón y hoy por hoy yace petrificada, junto a una gran roca que la cubrió de su esencia para protegerla.
Por su lado, los ángeles negros, pese haber perdido la batalla, se regocijaban y desternillaban observando el espectaculo, mientras sus días transcurrían con normalidad. !SILENCIO! Podeís escucharlos?
Encambio, el ángel blanco jamás murió, sino que permanece por siempre en el corazón de todos aquellos que padecen de desamor, evitando que su alma se congele, manteniendo la esperanza, el don de poder amar. A veces, cuando se mueve en su concha de piedra se puede todavía disfrutar de su olor, y ese día, sin que nadie pueda explicarlo, una lluvia de estrellas adorna el firmamento ante la mirada atónita de todos aquellos que no han dejado de soñar.
Podías sentir la inocencia del ángel blanco solo con el resplandor de sus pequeños ojos. Su olor impregnaba todo el universo, mientras ella jugueteaba con Andrómeda. Su aura llenaba de luz todas las estrellas que bailaban a su alrededor, tal luciérnagas. Podría perderme en palabras, sentimientos y poesías, y jamás podría describir la belleza a la que tal ser mitológico era capaz de transportarte.
Lo que en un principio era envidia y odio procedente de la oscuridad, se convirtió en una extraña razón de ser para los ángeles negros que quedaron deslumbrados de su inusual pureza. Los tres lidiaron con sus mejores artimañas para arrastrarla hacia cada uno de ellos. Y aunque el hilo que separa el amor del odio es casi imperceptible a nuestro tacto, en el caso de los ángeles negros tan siquiera existia, pues habían sido desprendidos de cualquier capacidad de amar. Más bien se trataba de una cuestión de sometimiento, de posesión. El ángel blanco no era para ellos más que una reliquia, un premio para mostrar ante los demás y regocijarse de estar un punto por encima.
La mecían y cuidaban, en su cruel intento de embelesarla. Ella se sentía privilegiada, embriagada de amor, demasiado confusa, sin poder caer en la cuenta de que no era más que un cordero para degollar en el altar de la maldad.
Soñaba y reía, pero sobretodo lloraba incapaz de elegir, pues sus ansias de amar eran tales, que se debatía en un continuo devenir entre la pasión que le ofrecía el menor de todos, y la amistad y complicidad que le regalaban los dos restantes. La duda la ahogaba y sus pequeños ojos cada vez recogían un cariz más triste, mientrás un manantial de lágrimas empapaba sus alas blancas imposibilitándole volar.
Un día, una luz entre las luces, se percató del estado en el que poco a poco iba sumergiéndose aquel regalo de la naturaleza, y confinó a los ángeles negros en otros lugares, tan léjanos, que ella no podría jamás volver a mirarlos.
Pero el resultado no fue el esperado. Pese a que sus ojos habían sido abiertos para que pudiera observar detenidamente los fines verdaderos del mal, su bondad le hacía justificar todo lo que su corazón no podía soportar.
El ángel blanco acabó en un cómodo estado de letargo, en el que sólo se escuchaban sus sollozos y en el que su vida iba llegando a su fin. Se le heló el corazón y hoy por hoy yace petrificada, junto a una gran roca que la cubrió de su esencia para protegerla.
Por su lado, los ángeles negros, pese haber perdido la batalla, se regocijaban y desternillaban observando el espectaculo, mientras sus días transcurrían con normalidad. !SILENCIO! Podeís escucharlos?
Encambio, el ángel blanco jamás murió, sino que permanece por siempre en el corazón de todos aquellos que padecen de desamor, evitando que su alma se congele, manteniendo la esperanza, el don de poder amar. A veces, cuando se mueve en su concha de piedra se puede todavía disfrutar de su olor, y ese día, sin que nadie pueda explicarlo, una lluvia de estrellas adorna el firmamento ante la mirada atónita de todos aquellos que no han dejado de soñar.
16 comentarios
torta -
gothik_engel -
La luz s3 apago
Y... ya no d3sp3rto
no kiso abrir los ojos
no volvio a d3cir una sola palabra
s3 robo mi ali3nto
s3 ll3vo mi korazon
m3 arr3bato la ilusion
s3 marcho...
Y ahi estoy, parado bajo la lluvia
y m3 ahogo 3n un mar d3 lagrimas
no pu3do r3spirar,m3 falta 3l air3...
Ahora mi alma k3do vacia,
s3 l3 nublo la vida,
tus ojos s3 han c3rrado para si3mpr3
tu voz jamas s3 volv3ra a 3skuchar
tu aroma nunka s3ra aspirado...
Y mi3ntras tu ku3rpo s3 pudr3 3n la ti3rra,
mi alma s3 k3ma d3ntro d3 mi...
Maldita sol3dad,
Maldita trist3za,
Maldita vida.
Mi korr3o 3s amv_dark@hotmail.com
si t3 int3r3za agr3gam3
la hora de las brujas -
satin{Hc} -
satin{Hc} -
Makary -
la hora de las brujas -
Belén!bienvenida al blog!Cinco años ya?Madre mía!Segur k si coges un papel en blanco y un lápiz te sale mucho mjor k a mi!!Besitos y nos vemos martes!!
belen -
silvia berta y mariana -
adiosito
La hora de las brujas -
Firewall, seguro que lo encuentras, no te quepa la menor duda.
Turandot, me alegro de que te guste. Y el sentimiento es mutuo, yo tb me siento reflejada en muchas de las cosas que he leído en tu blog! Debe de haber alguna razón para explicar eso. Un abrazo muy grande
Inma, los ángeles son del color que tu quieras!!Gracias por visitarme de vez en cuando.
Ricky, prometido!
Makary te agradezco a ti que te hallas detenido a leerlo, y espero, en el futuro hacerte sonreir muchas más veces con los relatos. Un abrazo
Makary -
ricky -
eso sí, si me prometes q eso es tuyo me lo leo.
es broma, me lo leeré a ver q es lo q pasa por tu cabeza
imma -
Me ha gustado mucho besos
Turandot -
1 Abrazo
Firewall -
Un abrazo
vito -