UNICORNIO
Como cada noche, tumbada en mi lecho, absorta en mis delirios.
El cuerpo me pesa cada vez más y se va hundiendo entre las sábanas. Mis párpados dejan de obedecerme y no consigo mantenerlos en su sitio. Sólo la oscuridad y yo. El subsconciente comienza su juego.
Una playa desierta. Los cantos del mar casi me hipnotizan. Sigo en la misma posición, pero mi cama ha desaparecido. Los granos de arena me impregnan desde la cabeza a los pies, y los primeros rayos del amanecer me protegen del frio, dejándome atrapada en la somnolencia. No soy capaz de distinguir nada, sino que una gran cortina de niebla lo cubre todo. Por un momento creo estar volviéndome loca, me siento sola y tengo miedo, un pavor increible a que todo mi mundo halla desaparecido. El sonido del agua al chocar contra las rocas se me mete en la cabeza, y la sensación de agonía me paraliza. Quiero gritar, pero tan siquiera tengo voz...Apartó la niebla con largos movimientos arriba y abajo con todo mi cuerpo, hasta que las combulsiones son tan fuertes que me siento desfallecer.
Y entonces aparece él, a lo lejos, galopando velozmente hacia mi. Es un hermoso unicornio. El blanco de su lomo brilla con una intensidad sacada de mis cuentos de niña. Sin saber cómo ni por qué, empiezó a tranquilizarme. En pocos minutos ha recorrido varios kilómetros, y se encuentra frente a mi, mirándome fíjamente.
Soy incapaz de despegar mis ojos de los suyos. Como regalo la paz. Ya no tengo miedo, y mi estado de ánimo es ahora muy distinto, parecido a tener un pie en el paraíso y saber que puedes cruzarlo, que ya eres parte de él.
Me acerco sigilosamente. Tan siquiera se mueve, sino que sigue mirándome, con una expresión de amor que jamás pude ver en ningún humano. Acerco mis manos cautelosamente y ante su consentimiento, lo acaricio, lentamente, dejando que cada uno de mis dedos se hunda en su crin, recorriendo todo su lomo...y todo deja de existir, sólo él y yo.
Algo llama mi atención. No sé lo que es. Comienzo a abrir los ojos de nuevo, y siento el abrigo de la manta. He vuelto, y quiero morir. Pero lo siento, sigue aquí, conmigo, y algo me dice que jamás me abandonará, que estará esperando en algún lugar recóndito a que llegue mi hora y podamos permanecer por siempre juntos. Mientras tanto, sé que él me protege, y todas las noches, al llegar el amanecer, me despierta con su luz, y solo por medio segundo, en un estado entre el sueño y la vigilia, puedo verlo. Entonces sé que todo irá bien, y que un día el amor me acunará a mi y a todos los que lo hemos anhelado siempre.
El cuerpo me pesa cada vez más y se va hundiendo entre las sábanas. Mis párpados dejan de obedecerme y no consigo mantenerlos en su sitio. Sólo la oscuridad y yo. El subsconciente comienza su juego.
Una playa desierta. Los cantos del mar casi me hipnotizan. Sigo en la misma posición, pero mi cama ha desaparecido. Los granos de arena me impregnan desde la cabeza a los pies, y los primeros rayos del amanecer me protegen del frio, dejándome atrapada en la somnolencia. No soy capaz de distinguir nada, sino que una gran cortina de niebla lo cubre todo. Por un momento creo estar volviéndome loca, me siento sola y tengo miedo, un pavor increible a que todo mi mundo halla desaparecido. El sonido del agua al chocar contra las rocas se me mete en la cabeza, y la sensación de agonía me paraliza. Quiero gritar, pero tan siquiera tengo voz...Apartó la niebla con largos movimientos arriba y abajo con todo mi cuerpo, hasta que las combulsiones son tan fuertes que me siento desfallecer.
Y entonces aparece él, a lo lejos, galopando velozmente hacia mi. Es un hermoso unicornio. El blanco de su lomo brilla con una intensidad sacada de mis cuentos de niña. Sin saber cómo ni por qué, empiezó a tranquilizarme. En pocos minutos ha recorrido varios kilómetros, y se encuentra frente a mi, mirándome fíjamente.
Soy incapaz de despegar mis ojos de los suyos. Como regalo la paz. Ya no tengo miedo, y mi estado de ánimo es ahora muy distinto, parecido a tener un pie en el paraíso y saber que puedes cruzarlo, que ya eres parte de él.
Me acerco sigilosamente. Tan siquiera se mueve, sino que sigue mirándome, con una expresión de amor que jamás pude ver en ningún humano. Acerco mis manos cautelosamente y ante su consentimiento, lo acaricio, lentamente, dejando que cada uno de mis dedos se hunda en su crin, recorriendo todo su lomo...y todo deja de existir, sólo él y yo.
Algo llama mi atención. No sé lo que es. Comienzo a abrir los ojos de nuevo, y siento el abrigo de la manta. He vuelto, y quiero morir. Pero lo siento, sigue aquí, conmigo, y algo me dice que jamás me abandonará, que estará esperando en algún lugar recóndito a que llegue mi hora y podamos permanecer por siempre juntos. Mientras tanto, sé que él me protege, y todas las noches, al llegar el amanecer, me despierta con su luz, y solo por medio segundo, en un estado entre el sueño y la vigilia, puedo verlo. Entonces sé que todo irá bien, y que un día el amor me acunará a mi y a todos los que lo hemos anhelado siempre.
13 comentarios
andrea -
ANA -
sabrina -
beti -
jessi -
satin{Hc} -
satin{Hc} -
la hora de las brujas -
De nada Ali, gracias a ti por volverte a acercar a leer todo esto!
Ricky, contigo no hay manera...
Marlene a ti te gusta lo que escribo, y a mi me gusta cómo eres, así que la balanza está equilibrada.Molts besets
!Firewall!la historia interminable...la has leído?me encantó y la he leído y releído mil veces!Un abrazo
Firewall -
Un abrazo (y gracias)
marlene -
bueno ya lo sabes que me encanta todo lo que escribes, un besito
ricky -
alicia -
Hellcat -