¿ÁNGEL O DIABLO?
A la luz de una vela el sonido de las teclas retumba en una oscuridad silenciosa. Callada y vacía como yo, lidiando entre la indefensión y fortaleza que alternan indiscriminadamente. No veo nada, pues no hay nada tras estas cuatro paredes. No oigo, pues hace siglos que dejé de escuchar. No siento, simplemente porque ya no amo.
Abandonada a la crueldad de la espera, al dolor del desamor y a la maldad de la melancolía llevada a sus términos más extremos de tristeza.
Dos caminos que convergen para luego volver a separarse, a distanciarse hasta el infinito. Te miro, sonries, seguro de ti mismo, y tus ojos hablan para mi en el idioma de los corazones rotos. Me susurras que no me amas y me pregunto si eres o has sido capaz de amar alguna vez. Inventas y relatas historias de terror, y yo tiemblo con la sola idea de que la ficción que describes no sea más que una parte de tu propia experiencia. Mi alma se estremece, lacrimea, pero ya no es capaz de gritar, de protestar, encadenando a la nada todo el halo de rebeldía que la caracteriza.
Recoges los únicos pedazos de tu existencia que te son necesarios para sobrevivir, y entre ellos ni tan solo una foto mía, un recuerdo, únicamente un blanco pulcro en las páginas dónde debería contar nuestra historia. Decidido, te diriges por el camino más ancho, más pedregoso...prometo seguirte, hacerte mío, y pese a que mis pies desnudos tropiezan, sangran tras de ti, no puedo alcanzarte. Alargo mis brazos, mis manos, pero cada vez estas más lejos, y la distancia llega a ser tal que tan siquiera puedo verte...
Pataleo enfadada, humillada, atrapada en el rechazo y me culpo por todos los te quieros olvidados ahora y en el pasado. Porque no solo te los negué a ti, sino también a los que te precedieron. Porque lo que para otros son solo palabras a mi me suponían desvelarte que eras dueño de mi alma.
De nuevo el silencio...La llama empieza a contornearse sensualmente...disminuyendo su baile, abrigando la mecha, hasta que perece y me abandona en la más temible oscuridad. Aspiro el olor de la cera, y por más que acerco tus camisas a mi nariz ese perfume barato del tres al cuarto con el que te acicalabas tampoco existe ya...Sólo la vela, la mesa, la pantalla y yo...fundido en negro!
Abandonada a la crueldad de la espera, al dolor del desamor y a la maldad de la melancolía llevada a sus términos más extremos de tristeza.
Dos caminos que convergen para luego volver a separarse, a distanciarse hasta el infinito. Te miro, sonries, seguro de ti mismo, y tus ojos hablan para mi en el idioma de los corazones rotos. Me susurras que no me amas y me pregunto si eres o has sido capaz de amar alguna vez. Inventas y relatas historias de terror, y yo tiemblo con la sola idea de que la ficción que describes no sea más que una parte de tu propia experiencia. Mi alma se estremece, lacrimea, pero ya no es capaz de gritar, de protestar, encadenando a la nada todo el halo de rebeldía que la caracteriza.
Recoges los únicos pedazos de tu existencia que te son necesarios para sobrevivir, y entre ellos ni tan solo una foto mía, un recuerdo, únicamente un blanco pulcro en las páginas dónde debería contar nuestra historia. Decidido, te diriges por el camino más ancho, más pedregoso...prometo seguirte, hacerte mío, y pese a que mis pies desnudos tropiezan, sangran tras de ti, no puedo alcanzarte. Alargo mis brazos, mis manos, pero cada vez estas más lejos, y la distancia llega a ser tal que tan siquiera puedo verte...
Pataleo enfadada, humillada, atrapada en el rechazo y me culpo por todos los te quieros olvidados ahora y en el pasado. Porque no solo te los negué a ti, sino también a los que te precedieron. Porque lo que para otros son solo palabras a mi me suponían desvelarte que eras dueño de mi alma.
De nuevo el silencio...La llama empieza a contornearse sensualmente...disminuyendo su baile, abrigando la mecha, hasta que perece y me abandona en la más temible oscuridad. Aspiro el olor de la cera, y por más que acerco tus camisas a mi nariz ese perfume barato del tres al cuarto con el que te acicalabas tampoco existe ya...Sólo la vela, la mesa, la pantalla y yo...fundido en negro!
7 comentarios
silvia -
un besazito cuchi cuchi
Bruixeta -
Corazón... -
Bruixeta -
Uff Satin, cuánta razón tienes!!!No es el día, que somos nosotras!!!jejeje!!!Hay que hacer algo con nuestro pesimismo, aunque también cuenta que lo explotemos cuando escribimos, por lo menos que nos sirva para algo!!!Un besazo preciosa
satin{Hc} -
Turandot -
Anónimo -
Qué imagen tan cinematográfica. Ni una sola lágrima, ni un sólo sentimiento de culpabiliad por quien no lo merece. ( Ya podría yo aplicarme el cuento :P )
Me ha hecho mucha ilusión saber que fui la prime :))
y nás ver cómo ha crecido ésto!
Un abrazo brujis ;)