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La hora de las Brujas

Te echaré de menos

Te echaré de menos

Con cuidado
se levanta de mi lado
Llámame mañana
Sé que ya no volverá
Tiene tanta prisa
que tropieza y se despista
Y me deja aquí una nota de papel

Tengo que dejarte o no voy a llegar
Me gusta cuando duermes y odio madrugar
no tienes porqué sentirte mal
Te echaré de menos hoy

Te echaré tanto de menos
Cerraré fuerte los ojos hasta verte
Sólo tengo que esperar
Te echaré tanto de menos
que aunque busque una palabra
no habrá nada que me cure de verdad

Te echaré tanto de menos
que las manos se me duermen
Te echaré tanto de menos
que no sé cómo parar esta canción

Si algún día me llamaras
y me dijeras que no vas a volver más
no tengo claro lo que haría
Creo que saltaría
la ventana es un buen lugar para escapar

Tengo que dejarte o no voy a llegar
Me gusta cuando duermes y odio madrugar
no tienes porqué sentirte mal
Te echaré de menos hoy

Te echaré tanto de menos
Cerraré fuerte los ojos hasta verte
Sólo tengo que esperar
Yo te echaré tanto de menos
que aunque busque una palabra
no habrá nada que me cure de verdad

Te echaré tanto de menos
que las manos se me duermen
Te echaré tanto de menos
que no sé cómo parar esta canción.

LOS PIRATAS

TEJIENDO

TEJIENDO

Vago en un autobús universitario sentada. Un autobús que ya no me corresponde coger. Miro a mi alrededor. La gente está tan ocupada...apuntes de un lado para otro, portátiles al rojo vivo...Y pienso en lo que se están perdiendo...¿Por qué no miran tras las ventanas?. Yo estoy mirando. Soy un títere de mirada perdida y cariz triste...

Cientos de casas de cuento de hada se pierden montaña arriba. Las luces encendidas ocultando vidas e historias desconocidas. Me encantan las luces de esas casas...me imagino pequeñas farolas que nos acercan un paso atrás en el tiempo. Ese paso atrás que ya no podremos dar.

Los que se fueron no volverán jamás, por mucho que implores con lacónicos lamentos. Y no puedo cambiar nada, pese a que lo intento remendar...aguja arriba y abajo, izquierda, derecha...y la tela no hace más que hacerse más débil...agujeros nuevos que renacen de remiendos...entonces oigo a mi madre cuando me enseñaba a tejer - Mayte, te has saltado una vuelta...

ESCUCHANDO

ESCUCHANDO

A Quien tanto He Querido
(Manolo García)
Duración: 3'46''

 No quiero tu amor. 
 Ni escuchar tu voz, ni vivir por ti. 
 No quiero tu amor. 
 Porque cuanto más te alejas más libre me siento. 
 De ti ya nada espero 
 que el camino acaba aquí. 
 Ya no soy 
 ni canción ni sueño. 
 Ya no estás. 
 Ya no siento el zarpazo de tu silencio. 
 Hoy es como si todo hubiese pasado hace tiempo. 
 Te llevas el capote bolero de mis pasiones. 
 Ni me interesa, ni lo lamento. 
 Hoy quiero tu amor. 
 Y escuchar tu voz y vivir por ti. 
 Hoy quiero tu amor. 
 porque cuando más te alejas más triste me siento. 
 De ti ya nada espero 
 que el camino acaba aquí. 
 Ya no soy ni fin ni destino. 
 Ahora sé que acabó lo que compartimos. 
 Ya olvidé tu voz, tu piel, 
 aunque llore por ti alguna vez. 
 Mi corazón libre es pero siente la pena. 
 De caricias aéreas enmarañé tu cuerpo. 
 A quien tanto he querido le escribo. 
 Ya no peino tu pelo, 
 son los dedos del viento. 

LIBRE

LIBRE

Y me descubriste, desnuda y sorprendida...

Abriste mi caja de Pandora y tuve miedo, miedo a que por primera vez me miraras a los ojos y pudieras leer mi historia. Miedo a perder secretos. Miedo a estar más desnuda que de costumbre.

Pero me sentí aliviada...como si los dioses del Olimpo hubieran dejado de jugar conmigo. Nada de zancadillas ni losas de piedra a mis espaldas.

Miré tus ojos, y supe que era yo más que nunca. Olfatée mi piel y tenía aroma a caricias. Saboreé mi cuerpo en el espejo y me supo a salsa picante. Oí el silencio y pude bailar a su son. Toqué "la nada" con las manos y dibujé tu silueta con cada uno de mis dedos.

Por fin, era libre.

"Las cosas que no se dicen, suelen ser las más importantes"(Isabel Coixet)

SIENDO OTRA

SIENDO OTRA

Hoy, yo ya no quiero ser yo.

 

Quiero ser otra mirándome al espejo. Vestirme de ojos fríos y corazón de hielo. Olvidar tu ausencia. Dejar de sentir que tu dolor es más importante que el mío.

 

Hoy, no quiero pensar en ti. No quiero ser quien barra tu conciencia para que sonrías. Ni la que llora frente a la ventana, con la mirada perdida…

 

Esta noche quiero gritarte todos los desplantes. Decirte que no estuviste. Quitarte el disfraz de bohemio. Quiero desnudarte y que te veas…que asumas, que pienses, que sientas.

 

Y es por todo esto que hoy cerraré todas las puertas y ventanas. Porque no quiero que me veas cuando no soy yo…cuando te odio.

EN UNA PLAYA CALMA

EN UNA PLAYA CALMA

Miro los escaparates de reojo. Quizás buscando mi figura en el reflejo. Insultándome por solo ser capaz de ver mis defectos. Estás muy delgada dicen. Pero yo no me veo en ese espejo. Apenas se te nota la caída del pelo, me repiten. Mienten de nuevo.
Me dirijo a la librería más cercana. Me entretengo entre historias inventadas, tratando de elegir una que me permita llegar hasta el final. Huelo los libros(es una vieja costumbre). Me embadurno de perfumes de imprenta. Es algo que hago desde niña. Ese bendito olor a libro nuevo. Ese misterioso olor a libro usado y releído mil veces.
Cerca hay un parque bajo el que descansa la playa. Una larga, extensa y preciosa playa. El mar me saluda desde lejos. Me acerco y me siento en la orilla, frente a frente. Sé que él sabe de mis inquietudes. Y aunque intento contenerme una lágrima recorre mis mejillas.  Es entonces cuando te invento. Vienes, te sientas a mi lado y me abrazas. Sonrío y jugamos a revolcarnos en la arena, rodando arriba y abajo. Corres tras de mí, me levantas y vuelo de nuevo, hasta terminar rendidos, exhaustos, besándonos entre risas. Pero todo eso solo está en mi cabeza, te marchaste y ahora intentas consolarme otorgándome el título de mejor amiga. ¿Y a quién intentas engañar?
Oigo tu voz diciéndome que no tengo la suficiente voluntad para terminar mis estudios, que me creías más fuerte. Y yo no sé explicarte este mundo de abismos, de cadáveres y calvicies prematuras. Este temblor de manos y nervios que me atrofia los sentidos.

ABISMO

No puedo mirarte a los ojos y que no me duela. No puedo hacer cómo si no hubiera sucedido. No esta vez. No puedo. Y no porque halla dejado de quererte, pero estoy tan al borde del precipicio y con tan pocas fuerzas, tan falta de vida, que ya no puedo caminar…Si, como si me hubieran cortado el tendón de Aquiles en una película de Tarantino…Y tanto si te quedas como si te vas, yo ya estoy más muerta que viva. Soy incapaz de volver a la ternura, a las sonrisas, a sentir tus caricias sin que acaben convirtiéndose en punzadas de desprecio. No, no me toques, por favor…Aléjate, no puedo soportar que veas mi esperpento.

DIME

DIME

Dime hasta dónde llega este amor intermitente. Este infierno de cal y arena que intento engullir sin que me engorde.

Dime cuántas más. Quiero saberlo todo. Si las quieres, si son guapas, gordas, delgadas…Si durará uno o mil días.

Dime si volverás algún día en otras condiciones. Si dejarás de susurrarme que soy una privilegiada mientras acaricias otros cuerpos desnudos y pronuncias sus nombres en un café apartado frente a mi.

Dime cuándo dejarás de humillarme relatándome cómo te mezo en mis brazos y cuido sin que te lo merezcas. Cuándo dejarás de decirme que podrías portarte mejor, que podríamos caminar más cerca, rozándonos.

Dime si te pierdes en mis curvas cómo consuelo por la pérdida de princesas desterradas. Si cada vez que besas mis labios húmedos sólo te saben a melancolía.

Dime si sirve de algo que siga aquí, que adorne este amor inventado para que no duela.

Dime, dime cuándo te marcharás. Dímelo porque quiero oír tu voz en un morir o despertar que sea sólo para mi. Una vez, tan sólo una...

 

FEBRERO

FEBRERO

Benidorm, 17 de febrero de 2006

Son las doce y media pasadas. En los últimos días no he parado de llorar. Tengo los ojos hinchados. Y no quiero que me vean, que me sientan así. No quiero.

No hay una razón explícita para llorar. La situación ahí fuera sigue exactamente igual que hace unos meses. Pero tengo hambre, y el estómago no sabe de días, meses o situaciones. Sólo habla de comida. Pide, suplica y gruñe. No se pone de mi parte, nunca, da igual lo duro que sea el ataque. ¿Y no entiendes que no puedo atender tus súplicas?, ¡deja de lloriquear!. Por favor, haz que se calle…Si, lo sé, comienzo a ponerme histérica, desvarío, ¿por qué intento hablar contigo si jamás me contestarás?. ¿Que me puedes hacer enfermar? Venga, atrévete, ¿dudas?, ¿no estás seguro?. Eres igual de cobarde que yo. ¡SILEEEENCIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOOOOO!

 

ENERO

ENERO

Benidorm, 30 de enero de 2006
Son apenas las diez de la noche y es lunes. No odio especialmente los lunes, los lamento igual que el resto de los días. Afuera, las gotas de lluvia son las principales protagonistas. El silbido del viento es una melodía fuera de mi alcance, pues tengo mi mp3 puesto, gran invento si me permiten decirlo. En los últimos meses es lo único que permanece siempre cerca mía. De hecho, duermo atrapada entre los acordes de las canciones que yo misma elijo. Por la mañana, cuando despierto, aprieto de nuevo el botón de “play, que dejó de funcionar automáticamente durante la noche, casi inconscientemente. Quiero oír más, o más bien no quiero escuchar los otros ruidos, los sonidos de vida. Si, han oído bien, los sonidos de vida. Y es que cada vida tiene los propios. La cafetera chirriando, gente agolpada en las calles que habla, camina, suspira, las pegadizas letras de moda que salen de los comercios…Tienen que darme la razón. O sino prueben. Cierren los ojos cada mañana, al salir a la calle, ¿oyen el silencio?. No, no, ni siquiera lo pueden intuir. Yo tampoco puedo, por eso prefiero ser yo la que decida lo que escucho. Hoy ha tocado Manolo García.  Y lo volverá a hacer muchas veces más. No porque crea que es mejor o peor que otros. Para gustos, colores.  Pero me hace sentir cosas, trae recuerdos a mi cabeza. A veces me sorprendo sonriendo por la calle. Alguna canción me ha hecho inventar una historia que me gusta. Quizá fulanito que vino y me pidió perdón. Puede que menganito diciéndome que me quiere. De repente tropiezo con alguien que me observa extrañado. Sé que piensa que en esos momentos soy la persona más pesada, distraída y torpe del mundo entero. Y no lo culpo, pues interrumpí su función de títeres y tan solo por un segundo ocupe un lugar en la obra de su vida, un pequeño papel que no me pertenecía. Pido perdón atropelladamente y despierto. Era solo un sueño. Ni fulanito me pidió perdón nunca, ni menganito se ha enamorado ni se enamorará jamás. Y créanme, sé de lo que hablo. Sueño despierta muy a menudo.

MI CONDENA

MI CONDENA

Huyo hacia la playa más cercana. Me arrodillo en la orilla, exhausta. Miro la mar entre cortinas de lágrimas. Pero ya no encuentro la calma. Las olas mueren entre mis piernas, pero soy incapaz de sentir su esperpento.  Me derrito, me deshago lentamente. Me propuse ser un maniquí de hielo y ahora no puedo mantener esa belleza inventada. Sólo tristeza, tristeza escondida en lacónicos y sordos lamentos. Pese a todo, no me oyes. Desenterré todo el sigilo que pude encontrar en mi interior, sólo para que mi desaparición fuera imperceptible a tus sentidos. Lo conseguí. Y duele, duele tanto, que apenas puedo respirar sin empaparme de muerte.
La felicidad de uno supone la condena del otro. Sin embargo, no hay otro camino…

DISCULPAS AL AIRE

DISCULPAS AL  AIRE

Alguien me abre la puerta de tu edificio. Recorro el pasillo insegura, en pequeños pasos. Tu puerta es la última. Retengo una sonrisa tímida acompañada de un timbrazo suave y demasiado corto para ser escuchado, pero aún así abres. Supongo que ya conoces esa forma de llamar que navega entre un “quiero entrar” y un “me da vergüenza”.  Hoy mi carácter es agrio. Me toco el cabello continuamente, mechón arriba y abajo, desvío la mirada, apenas hablo. ¿Qué te pasa?, preguntas, y quiero contártelo, a ti y a los demás, gritar esos sentimientos que me aprisionan, pero no puedo, me he auto convencido de que tengo que guardar un secreto, un tesoro de huesos y cadáveres que me obliga a volar por el mundo a hurtadillas.
Sacas un helado para mi, pese a mis protestas. Tengo miedo a que me observes mientras como. Me lo acerco a la boca, cierro los ojos y le doy un pequeño mordisco. Su frío y dulce sabor se traduce en conjuros de culpabilidad. Observo mis manos. Se han manchado levemente de nata. Me detengo un poco más, y me pierdo entre las arrugas de mis dedos. Un helado, es solo un helado, me digo. Trato de aportar toda la normalidad posible, pero me enfado, conmigo por mirarme en el espejo distorsionado de mi mente y contigo porque yo no quería ese helado. Pero tú no lo sabes, no pataleo, ni lloro, solo mantengo silencio y me dejo absorber por la pantalla mientras tú lees una cita de Victor Hugo: “Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha”. Si, soy yo la que no escucho. Tu voz es tan solo un susurro, un eco que me llega desde la distancia, pero aún y con esas, conserva parte de ese poder hipnótico, tranquilizador.
Respiro hondo, oigo tus pasos alejarse lentamente y te presiento cabizbajo. Dejo que te marches, necesito calmarme y controlar mis desvaríos a escondidas. A los pocos minutos reaparezco en el salón, y ¿con qué me pagas esa atmósfera gélida que esparcí por la casa? Con una enorme sonrisa. Así que hoy escribo esto que jamás leerás. Mi personal forma de decir lo siento y gracias.

Donde no llegan las palabras

Donde no llegan las palabras

Todavía es de noche, apenas las siete de la mañana, y observo lo hermosas que parecen las gradas vacías, encharcadas y con las gotas de lluvia dibujando soledad en la frialdad de la piedra. Nada en el horizonte, tan solo las luces de la biblioteca. Pero es mejor así. Anhelo una cámara que pueda reflejar lo que tengo delante, y de pronto mi ojo se convierte en el objetivo, permitiéndome ver mi vida en fotogramas escondida detrás de un teleobjetivo desgastado.

Enciendo un cigarro respaldada del techo del aulario. Hace frío, pero no importa, pues solo pienso en cada gramo, cada vómito provocado por la indiferencia. Y no me siento mejor ni peor por ello, pero necesito el control. Quizá por ahora es lo único que puedo controlar. Sueño con cadáveres y pasteles de chocolate, que curiosamente detesto.

¿Y qué hay tras tu infierno? Silencio, sólo silencio.

UNA CANCIÓN MÁS

UNA CANCIÓN MÁS

 

TURNEDO

Desde aquí desde mi casa

Veo la playa vacía

Ya lo estaba hace unos días

Ahora está llena de lluvia

Y tú ahí sigues sin paraguas

Sin tu ropa, paseando,

Como una tarde de julio

Pero con frío y tronando.

¿Se puede saber qué esperas?

¿Qué te mire y que te seque?

Que te vea y que me quede tomando la luna juntos

La luna tú y yo expectantes

A que pase algún cometa o baje un platillo volante.

Y la playa llora y llora

Y desde mi casa grito

Que aunque pienso en abrazarte

Que aunque pienso en ir contigo

El doctor me recomienda

Que no me quite mi abrigo

Que no este ya más contigo

Y yo no puedo negarme pues

El tipo soy yo mismo

Estudié mientras dormías

Y aún recuerdo las lecciones una a una

Cada día.

Yo no puedo aconsejarte

Ya es muy duro lo que siento,

Dejemos que corra el aire

Y digámonos adiós.

Aunque sigas suspirando

Por algo que no era cierto,

Me lo dicen en los bares,

Es algo que llevas dentro,

Que no dejas que te quieran

Solo quieres que te abracen

Y publicas que no tengo

Ni valor para quedarme.

Yo rompí todas tus fotos,

Tú no dejas de llamarme.

¿quién no tiene valor para marcharse?

¿quién prefiere quedarse y aguantar?

IVAN FERREIRO

 

 

 

CANTANDO EN SILENCIO

CANTANDO EN SILENCIO

VENDRÁN DÍAS

Vendrán días en que el peso que hoy te abruma se hará liviano.
Vendrán días en que ese peso ya no será carga sino bagaje.
Vendrán días, han de venir.
Porque un alma que alberga sentimientos viles no brilla
y un alma sin brillo es un tiempo marchito para quien lo soporta.
Déjame que escuche esa guitarra que me falta el aire,
que hoy necesito besar otros labios creyendo que beso tus labios.
Déjame perdido en negra noche que hoy el dolor duele,
que hoy necesito buscarte sin miedos, en otros rostros buscarte.
Llega el tiempo que en tu campo amado plantarás pensamientos.
Junto al pozo de tu huerta enjambres de madreselva.
Y esa calma, esa calma te ha de ayudar.
Porque un alma que mora en la sala de los pasos perdidos
es la furia vencida, cáscara vacía de un dolor exacto.
Déjame beber de ti en los labios de mujer extraña,
que hoy necesito el calor de unos brazos
que apaguen mi vana esperanza.
Déjame desnudo de recuerdos. No los necesito.
Que hoy necesito buscarte sin miedos, en otros rostros buscarte.
Dame un lenguaje sin palabras para abrigarme que tengo frio.
Dame besos y caricias olorosas y descalzas.
Dame un mundo sin palabras que yo respire porque me ahogo.
Dame besos y caricias sinceras o mercenarias.
Déjame que escuche esa guitarra que hoy me falta el aire,
que hoy necesito besar otros labios creyendo que beso tus labios.
Déjame perdido en la noche que hoy el dolor duele,
que hoy necesito buscarte sin miedos, en otros rostros buscarte.
Déjame que escuche esa guitarra que hoy me falta el aire
Manolo García("Nunca el tiempo es perdido")

CUANDO EL BLANCO ES NEGRO

CUANDO EL BLANCO ES NEGRO

No leo ni escribo, pues me siento vacía, en blanco, como si los sentimientos hubieran dejado de importar. Y solo veo letras cursis y empalagosas tras las sílabas que tecleo en cada sueño.

Leo frase a frase el pasado, el dolor, y tengo la sensación de que no es real, que lo que fue y ya no es, es como si jamás hubiera ocurrido.

En fin, que últimamente no estoy muy espesa. Y os debo una disculpa por no contestar a comentarios, por no estar, por desaparecer. Pero no conozco otra forma de pasarlo que no sea este aislamiento provocado.

Lo que sí que os puedo prometer es que no voy a dejar esto, aunque espacie los escritos por un tiempo. Millones de gracias a todos por estar, por haberme regalado un aliento de vida con cada comentario.

CANTANDO PARA MI

CANTANDO PARA MI

Hoy, por ti, tengo la necesidad de escribir de mi puño y letra. Y no tengo más acompañante que este folio en blanco que ama el silencio de la noche como hace una eternidad que no lo amaba.

La tinta tiñe cada uno de mis dedos de un tono azulado, que cuenta que, sin saberlo has grabado tu existencia en un pedacito de mi alma.

Cantabas para mi, aunque las letras no me hablaran. Entonabas para mi disfrute y deleite pese a que no relataras mi historia. De ahora en adelante, cada vez que alguien me susurre canciones al oído, tu voz acompasada volverá a mi, a esta noche, y no importa lo que digan las letras ni de quién vengan, pues el recuerdo será tuyo.

Sólo por eso, hoy te regalo una estrella únicamente para ti. Da igual que no la quieras, que la escondas o la entierres en lo más profundo del olvido. No pasa nada si no lo sientes. A estas horas, en este devenir de nostalgia, lo que importa es que conseguistes que yo lo sintiera. Y tan siquiera toda la luz de un cometa podría hacerle frente a la luz de mi mirada mientras te escuchaba...

¿Te cuento un secreto?
Cuando no puedes elegir, es mucho más bello amar que ser amado. Duele más, pero su jugo es mucho más delicioso.
1:02 de la madrugada

VALIÓ LA PENA

VALIÓ LA PENA

Un poco más de dos horas me separaban de ti. El traqueteo de un viejo tren de cercanías retumba, creandome una sensación de mareo. Pero no me importa, pues ese devernir contínuo supone poner en mis manos un retal de vida. Miro ese retal una y otra vez, y la felicidad me embriaga, pues algo en mi me dice que el tiempo que paso contigo, merece la pena.

Horas después, me cuelo en tu habitación. No es una invitación al sexo. Sólo quiero dormir contigo. Dejo mis dedos caer sobre tu pecho, y en un gesto incosciente coges mi mano. Y ya no tengo miedo. Me siento segura, protegida, y por una noche, sé que las pesadillas no vendrán. Tu respiración es cómo una "nana" que me tranquiliza, me da paz y sana mi corazón.

Nos levantamos horas después con los efectos de la noche dándole vueltas a nuestras cabezas. Voy a la que quiso ser mi habitación y no fue, a vestirme, y entristezco porque se me olvidó pedirte un abrazo, pero al volverte a ver, ataviado con tu traje de chaqueta, sonrío. Y sé que se me acabó el tiempo, tengo que regresar, pese a que desee cavar mi propio agujero negro.

En los últimos días me has pedido estos escritos una y otra vez. Y tengo miedo. Miedo a perderte, a que te marches, a no oir más tu voz, ni sentir tus abrazos. Y ese pánico me tiene atrapada entre cuatro muros. Porque ante todo te has convertido en mi amigo, en mi propia y personal fuente de secretos y no podría soportar que fueran mis sentimientos la lanza que nos separara. Y no quiero respuestas que no podría asimilar, solo que lo tomes cómo un regalo, un halago por la vida que me has dado a veces, por todo lo bueno que compartimos. Lo sé, todo esto es un reflejo de mis miedos, pero por favor, no cambies.

MENSAJES

MENSAJES

Una tétrica carcajada que revolotea alrededor de mi móvil me anuncia la llegada de un mensaje, el tuyo:
"Buenas noches niña cansaa. Espero que mañana tengas fuerzas para hablar conmigo. Besos"

Y por una vez casi medio aciertas, pues pese a que no es el cansancio lo que me hace flaquear, si que siento que me faltan las fuerzas para hablar contigo. Y es que no soy capaz de explicarte por qué besaba otros labios, por qué me dolió tanto que estuvieras allí. Y me vistes, y te ví, pero esto no es la guerra, ni siquiera una de sus batallas, sino mi propia lucha contra lo que siento por tí.

Quizá prostituía mis besos porque me obligaste a no regalártelos, quizá porque cada vez se hace más imposible verte, tocarte, sentirte, puede incluso que sea porque siento que no me has dado la oportunidad, que solo conoces mi voz tras el hilo telefónico.

Comparto contigo mis sueños, mis cuentos de vida, pero las personas no se sustentan sobre historias relatadas. Y yo quiero, necesito, que conozcas cada uno de mis gestos, mis reacciones ante la vida...deseo que por una vez las cosas sean más táctiles.

Y así siento la certeza de que toda la vida es poca para poderte conocer. Tiemblo al sentir tu olvido arropándome, tu amor derramado entre otras...¿y no entiendes que me duela?, ¿de verdad hace falta que te lo diga? pues no puedo, tienes razón, no tengo fuerzas.

Escucho "Estoy Aquí"(Los despistaos)

MESES ATRÁS

MESES ATRÁS

El ascensor se convierte en cómplice y testigo de nuestras miradas. Tus manos se pierden sobre mis ropas, dándome un anticipo de excitación que me vuelve loca. Mientras, los segundos, los pisos, se arrastran lentamente.

Abres la puerta y observo mi nicho de placer en la distancia, todavía desecho. Comienzo a besarte, con el ansia de saber que puede ser la última vez, sabiéndolo en el fondo.

Nos desvestimos con torpeza, perdiéndonos entre besos y caricias. Me reclinas en la cama y besas todo mi cuerpo. Mordisqueas y acaricias mis pechos indistintamente, pierdes cada uno de tus dedos en lugares secretos, mientras yo bailo en la danza del placer.

Me tumbo sobre tí, y recorro con mi lengua todo tu cuerpo. Oigo tu respiración acelerada, y cada suspiro de excitación tuyo constituye una extensión de mi propio placer. Pues son mis manos, mis caricias, mi cuerpo, lo que provocan cada uno de esos gritos ahogados.

Te siento dentro de mi y ensayamos los pasos de un baile, nuestro baile. En una pequeña radio despertador suena la última canción de moda. Pero casi no la oigo, pues nuestra propia melodía me tiene completamente eclipsada. Me pierdo entre compases, a veces lentos y otros tan rápidos, que me siento enloquecer...De repente un fundido en negro me lleva a otro plano, una nueva escena de amor, pero no eres tú, ni tampoco soy yo.

Si pienso en ti pienso que esta vida no es justa.(Amaral)