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La hora de las Brujas

LA NOCHE

Ciudad nueva, oscuridad desconocida y una extraña soledad la abarcaron en cada una de las noches en que arropada de la novedad no podía olvidar cada uno de los hechos que la habían llevado a lo que empezaba a constituir el centro de la nada, su propia tristeza modificada a su antojo.

A la luz del sol sus pensamientos se dispersaban entre plazas, grandes avenidas y magnificos edificios que bailaban a su alrededor, pero a pesar de ello echaba de menos el horizonte, el aire húmedo del mar, y ese olor que no acertaba a sentir allí donde del asfalto tan solo recibía un calor abrumador.

Pensó, inocentemente, que cientos de quilómetros de por medio apartarían el miedo y desaliento que sintió en los días anteriores, pero todo estaba allí, en cada rincón, en cada recuerdo, bateándole la cabeza hasta casi hacerla desfallecer. Un mareo contínuo de lo que pudo y no fue, una evidencia de lo que sería la vuelta a la realidad, un temblor traducido en una soledad no deseada.

Se tumbó en la cama, demasiado cansada para pensar y demasiado melancólica para no hacerlo, pues era el primer fin de semana que no tendría noticias suyas y se negaba a rogarlas, el principio de un fin que venía anunciándose ya hace meses pese a que ella había querido bautizarse como una ciega de lo que sabía dañaría su alma. Ahogó sus sollozos en la almohada, temerosa de que el sonido de su dolor dejara de ser un secreto, y se prometió una y otra vez que lo dejaría marchar,que esta vez no intentaría retenerlo porque lo quería demasiado como para no desearle la felicidad que ella no había sido capaz de ofrecerle.

Decidió ocultarse a la vida, disfrazarse de lo que no era y dejar de amar para siempre. Quizá jamás pudiera levantarse tras otra caída, puede incluso que ciertas partes de su alma se hubieran secado tras el rocío y es posible que las lágrimas ya no empañen nunca nada, xq nada es lo que queda...

UN REGALO

Hacía más de tres horas que habían salido de la estación. Ella miraba por la ventana, absorta en sus pensamientos, deleitandose con paisajes abandonados de carretera y preguntándose que le depararía al otro lado, temerosa e ilusionada a la vez...

Cuando deseas algo el tiempo parece detenerse, y cada segundo se convierte en un suplicio, pero el destino estaba bajo sus pies, por fin. Bajó del autobús torpe, corriendo a recoger la maleta y sin querer mirar alrededor. Aún con la maleta, demasiado llena para tan solo un fin de semana y los nervios, conservaba toda su sensualidad y se contorneaba buscando timidamente aquellos ojos que la esperaban y observaban ya hace rato en la distancia.

Se acercaron con una sonrisa timida, sin poder separar el hilo que los unía, y se fundieron en un abrazo eterno que escondía todas aquellas conversaciones prohibidas. Se robaron los besos que hasta ahora solo habían existido en su imaginación y caminaron despacio, cogidos de la mano y dominados por la excitación de sus pensamientos.

Respaldados y escondidos tras cuatro paredes volvieron a abrazarse, pero esta vez dejando que sus cuerpos se reconocieran y conocieran bajo sus ropas. Él, atrevido pero tímido a la vez, pasó su mano bajo sus ropas y miró detenidamente sus ojos, que le concedían permiso con una rojez casi pusilánime...Jugó con sus pechos, observando las reacciones, saboreando el placer que estaba concediendo. Se sentó, y ella pasó a sentarse de espaldas a él, demasiado cerca como para no sentir sus deseos tras los pantalones...Su boca recorría su cuello, mientras sus manos descendían hacia las curvas bajo su ombligo, deleitándose con sus temblores y ensordecidos por el sonido de sus propias respiraciones.

La ropa comenzó a ser un estorbo, y se desnudaron apresuradamente, mostrándose el uno al otro. Ella lo cogió de la mano y lo llevo hasta la ducha...El agua templada caía sobre sus cabezas, y recorría insinuántemente todas las curvas y rincones oscuros de sus cuerpos, comenzando un baile de cuerpos demasiado provocador.

Todavía empapados, yacieron en la cama, abrigados en sonrisas y complicidad, entregándose con locura. Sólo el lecho y un pequeño flexo como testigos de una pasión inusitada y reprimida hasta entonces.

¿Un sueño o un recuerdo?De nuevo, fundido en negro

ECLIPSE LUNAR

ECLIPSE LUNAR

Martes, 4 de Mayo de 2004, 23:22 .
¿y quién dijo que los eclipses no afectaban a las brujas? Pues mintió, no puedo parar de llorar ocultada y escondida en la pantalla, leyendo y releyendo el post que se encuentra bajo estas letras...huecos vacíos, un silencio aterrador y una lágrima tras otra inundando mis ojos, haciéndolos parecer más verdes de lo que son...

AL ALBA

Te marchaste al alba, prudente, sin que apenas pueda percibir el sonido de tus pasos, y pese a que hace casi más de tres años, qué puedo decir, te extraño.

Tan solo me queda una foto gris, arrugada por la rabia contenida de quien no quiere despedirse...intento olvidarte pero eso solo hace que te ame más y más...

Guardo trozos de tu existencia disfrazados de un tono amistoso y afable que se pierde en el hilo telefónico, y cada dos por tres mi corazón me pregunta por tí, lo callo en otros labios, en otras búsquedas...pero en cada nueva mirada busco y encuentro parte de tu esencia.

Me siento frente ti, te escucho, te cuido con toda la dulzura que consigues evocar en mi, y toda tu labia corrompe mi alma. Y si sólo se puede amar una vez? Cómo jugar al escondite con los gritos de mis ansias de ti?

Recreo mi dolor en esos momentos de felicidad de los que ya no soy dueña, me pregunto si volverás algún día, pero no soy idiota, sé fervirtemente que no lo harás, que no puedes amar en el futuro lo que no quisiste ni anhelaste en el pasado, pero no te puedo odiar ni juzgar por ello.

Abrazo tu sonrisa, tu olor, todo tú, lo meto en el caldero y comienzo a darle vueltas y vueltas, removiéndolo una y otra vez......ABRACALABRA, ABRACALABRA..., silencio, sigues nadando en sueños ajenos, dejándome sola en el infierno de tu gloria...

HUECOS

Puedes sentir todo el calor de mi cuerpo sobre tí, pero paradójicamente estoy a años luz. Miro tus ojos desconocidos, me deleito en tus labios que pronto desaparecerán de mi memoria, y cuanto más te siento más me alejo, porque no puedo encontrar en tí aquello que mi corazón busca y anhela. Hay huecos que ni el ser humano más hermoso puede llenar.

Huyo de todo aquel que haga brincar mi corazón, entreteniéndome en otros que estoy segura que lo mantendrán quieto, siento mi suciedad, y me repito una y otra vez que éste no es mi sitio ni esta es mi alma.

Alimento historias pasadas, las adorno, las sueño, hipnotizada de imposibles, de palabras que solo existen en mi subconsciente. Dudo, pues no logro diferenciar entre lo que es real y lo que yo he creado. Lloro, debatiendome entre lo que fue, lo que es y lo que será, y en todos los casos, un hueco, un pozo sin fin...mi propio agujero negro indicándome que estoy a punto de tocar fondo.

Separo mis escritos, temerosa de la tristeza que los inunda, lidiando una batalla interior entre lo que quiero y no puedo. Utilizo conjuros para simular una alegría barata, adorno mi cuerpo de baratijas y arapos para esconder mi fealdad, vuelo en una escoba demasiado frágil para sostenerme y me conozco y reconozco como una bruja del tres al cuarto que es incapaz de que su magia funcione ni en ella, ni en otros, porque hay males que solo el tiempo cura y que sigo siendo incapaz de controlar...

Ninguna bruja del amor, puede serlo eternamente...

DORMIR SEPARADOS

Hace ya un año y medio que una gran batalla comenzó a lidiarse en aguas del mediterráneo, una gran guerra interior entre el amor y la amistad. Hasta la fecha el amor había ganado combate a combate, ensombreciendo la amistad, haciéndola poco apetecible, y aquellos que tan solo padecían de ésta última se volvían locos y padecían de la enfermedad del anhelo, cuyos síntomas se traducían en tristeza, falta de seguridad en si mismos y un pesimismo extremo...

Pero pese a toda predicción en dos días, tan solo un fin de semana, todo había cambiado, la amistad había mutado y constituía un manjar de lo más sabroso...ganó su terreno a pasos agigantados y dotó a la insignificancia de poder, del don de los grandes dioses del Olimpo.

Cambié los abrazos y los besos que mi alma se empeñaba en rogar, por leves roces de mis manos llenos de complicidad. Preferí las enseñanzas del maestro a los susurros de amor, interpreté los silencios incómodos como la confianza de aquellos a los que no le hacen falta las palabras para saber que todo está en su sitio y comprendí que aunque no podía obligar a nadie a amarme de la manera en que soñaba existía algo más allá que había quedado oculto durante todo este tiempo tras un velo demasiado opaco...quizá no éramos precisamente los amantes de Teruel, pero existía un sentimiento mezcla de la amistad e intimidad que hacía todo igual de mágico...

Por la noche, abrazada de la oscuridad, recorrí los pocos centímetros que me separaban de ti y pedí tus caricias al unísono que te ofrecía las mías...Yacimos unidos...Entraste en mi y por un instante fuí solamente tuya convirtiéndome en exclava de tus deseos y mi corazón dejó de gritar pidiendo amor porque no alcanzaba a sentir la diferencia, aunque en la realidad la distancia fuera inrecorrible...

Dormimos separados en busca de la comodidad, embadurnados de la costumbre, pero a cada giro de tu cuerpo, a cada ruido, podía sentír que estabas ahí y la protección fue la misma que si estuvieramos abrazados...

Recibí un bostezo de buenos días en vez de un beso de ternura...pero abrí los ojos lentamente y pude verte de nuevo...te sonreí y guardé tu respuesta en el cajón de mis tesoros más preciados.

Puede que hoy no vayas a echarme de menos, quízá yo tampoco a ti, por lo menos no en la manera de aquellos que se aman...pero la luz ha abierto una ventana en mi corazón, y los rayos penetran ahora en mi alma y en un pequeño hueco se refleja tu nombre en un reservado donde guardo todo aquello que no quiero olvidar jamás.

ENTRE DOS AGUAS

ENTRE DOS AGUAS

En un país muy lejano, colindante al más allá, cuenta una leyenda que existían dos enormes lagos. Uno de ellos era de un azul cristalino, hermoso e hipnotizador, y te devolvía tu verdadera imagen, el reflejo de tu yo interior. A su lado, casi rozándose, unas aguas rojas, pasionales que al mirarlas mostraban lo que veían los demás.

Anduve largos y angostos caminos para llegar a ellos...Voces exteriores alarmaron a mi corazón de la divergencia de fantasmas y de una inmensa barrera que me protegía y ocultaba a la vez ante los demás.

Me quedé absorta cuando tras mucho caminar me encontré casi incoscientemente a los pies de tan inmenso regalo de los dioses. Jamás vi nada igual y tan siquiera el vuelco de mi alma podría describir tal eclosión de belleza.

Deje el tiempo pasar debatiéndome, preguntándome que es lo que realmente deseaba encontrar, y el miedo revoloteaba a mi alrededor porque muy en el fondo de mi corazón necesitaba verme en los ojos de los demás. Así, que me acerqué paso a paso, muy lentamente, hacia el lago rojo y el reflejo me dejó perpleja y angustiada.

Yo en la orilla, y en las aguas un espejo que me mostraba la frialdad demostrada a veces, la barrera que no dejaba a los demás entrar en mi alma, el dolor acumulado y los fantasmas del desamor que me abrigaban e intentaban no dejarme volver a amar. Ví una persona que aceptaba demasiadas cosas aterrada de la soledad pese a sus convicciones y que lo único que había conseguido en su lucha interior era que nadie la conociera...Sentí los amores marchar de nuevo porque un hilo los unía a mi para enseñarles el camino de vuelta cuando la soledad también los atacara a ellos y sobretodo ví que la bondad, de cara a los demás, no hacía más que alejarte de ellos y que te utilizaran en sus fines más diabólicos, porque aun sin saberlo, les gritaba en silencio que siempre estaría ahí...

Lloré, lloré incansablemente y las lágrimas recorrían mis mejillas al son de mi cuerpo tembloroso. Ya no serviría de nada asomarme a la ventana azul cristalina y ver el romanticismo, la bohemia, el amor deseoso de mecer y cuidar a las almas de alrededor. Tampoco valdría mirar las letras de mis cuentos e historias que intentaban escapar de la muralla y llegar a vosotros, porque el dolor de no haber sabido mostrar mi reflejo ante las personas que más he amado nublan mi vista, y solo dejan que mis pensamientos surjan a borbotones, sin ton ni son, carentes de sentido alguno.

Prometí no ser fría, y pese a ello, hoy me siento la persona más fría del mundo. Pero esa frialdad es solo una mentira más, sólo eso...

ETERNAMENTE

ETERNAMENTE

Érase una vez(bonita forma de empezar...)una brujita que agazapada al lado de su escoba lloraba porque no podía volar, se le agotaron las fuerzas, y su gran escoba regalada por sus prodigiosos maestros necesitaba de su magia, su libertad de antaño para poder emprender la marcha...

Había cometido el gran pecado por excelencia de las brujas...se había enamorado de un hechicero del tres al cuarto que no haría más que entorpecerle en su aprendizaje de la vida...lo amaba locamente más incluso que a su propio don, que a su linaje y futuro como bruja entre las brujas...

Sus facciones duras y la oscuridad de sus cabellos pronto dieron paso a una mirada dulce y tierna impregnada de una tez castaña que le auguraban la pérdida de sus poderes, de su casa, de su razón de ser...precipitada a la nada, pues jamás soportaría vivir como ellos, su sangre acabaría rechazándola y ni el mismisimo rey de los vampiros podría absorver su veneno.

Ella ya había elegido, prefería morir a no tenerlo...y cuál fue su sorpresa cuando ante la elección, su querido hechicero anduvo en el camino contrario, hacia los suyos, sin tan solo una mirada atrás...dejando que las palabras de amor se escaparan en un suspiro...

Le quedaron fuerzas para un único conjuro más...así que utilizó todo su poder para crear una gran burbuja indestructible en la que como un gran tesoro depositó su pequeño corazón hecho pedazos...Se lo dió en ofrenda a los zombies de la noche que lo engulleron sin ningún prejuicio ni miramiento. Así, que ahora era una no - bruja sin corazón.

De repente una gran llama de luz se abalanzó sobre ella y la convirtió en la bruja más poderosa del universo entero. El mal le dió aquello que el bien le había quitado, y cambió la pureza del amor por el odio más profundo.

Sembraba el terror por allí donde pisaba, lanzando conjuros y envolviendo a todos con su crueldad. Pero nada la compensaba, nada podía desgarrar de su alma aquella angustia que la ahogaba impidiendole respirar con normalidad, porque sin corazón solo era un saco de huesos encorbado impreganada de tristeza, vieja y fea.

Un día, mientras miraba su bola mágica y trajinaba en su cabeza la forma de hacer más daño, lo vió a él, feliz, vivo y pensó...pero si no tengo corazón, porqué lloro...pero no podía parar, le seguía amando y odiando por su marcha...Aun así el primer amor siempre puede más que nada de lo que pudiera acaecer después!Se pregunta si solo es posible amar de verdad una vez y lo demás tan solo son rastrojos, vendas tratando de curar las heridas incurables al fin y al cabo...Y cada nueva vez que nos proponemos amar no es más que un intento de encontrar el reflejo del hechicero, sus ojos, sus gestos, disfrazar la realidad...

En sus divagaciones su alma se enterneció mientras lo miraba atentamente, atónita, y en un pequeño giro de su delicada muñeca sembró el bien y la felicidad en todos aquellos rincones donde dejó que su rencor irrumpiera...En ese mismo momento sus poderes desaparecieron, empezó a jadear en el gran esperpento que debía llevarla a la muerte...pero nuestros propios demonios son más fuertes que la muerte misma, así que en pago a su ofrenda de bondad el infierno la condenó a vivir en una pequeña burbuja desde la que tan solo podría ver el reflejo de su querido hechicero, de su vida feliz, sus devaneos con mujeres, su boda...recordándole segundo a segundo, día a día, que no era suyo, que tan siquiera ella formaba parte de su memoria, tan solo una apestosa bruja.

El hechicero envejeció año tras año, y ni tan solo una vez repitió el nombre de la brujita ni la recordó, lo que aumentaba el desasosiego del alma en pena que lo miraba desde el otro lado. Hasta que un día la muerte alcanzó también al hechicero en la oscuridad de la noche...Sus ojos se fueron entornando lentamente y su rostro comenzó a tomar un cariz de felicidad, dibujando una leve sonrisa mientras susurraba a la nada: "Te quiero brujita"

Entonces ella lo comprendió todo y deseó tanto la muerte que el bien se la regaló para que pudieran ser en el más allá aquello que no fueron en vida.

Fin de la historia...

INQUIETUD

INQUIETUD

Agazapada en la nada dejo al pasado abalanzarme sobre mi, mientras descuido mi presente y olvido mi futuro, absorta en pensamientos impuros, inquietudes perdidas...

Ya no recuerdo la última vez que disfrute de tus brazos, de tu mirada, y dejé que los lazos de sangre que nos unían aglutinaran mi sangre en grandes borbotones de felicidad.

Y es que es tan difícil y complicado recordar y hablar de los que ya no estan aquí...xq la muerte los ha acogido en su seno, y aunque guardas recelosamente parte de su alma, sabes que por más que grites no pueden volver jamás.

Miro sus nichos, carcomidos por el tiempo, y les hablo en silencio...Xq tuvisteís que marcharos? Y anhelo esos pequeños ojos azules de mi abuelo, que a cada vaivén de sus pupilas escondían una sonrisa, su sentido del humor desmesurado, mientras leo las hojas que garabatee entre lágrimas el día que supe de su viaje al país de nunca jamás.

Recuerdo a mi abuela, recelosa, insegura, escondida tras cada puerta capturando secretos,y sé que están juntos, y se siguen cuidando el uno al otro, bromeando pícaramente, y me pregunto si pueden verme desde lejos!!

Anhelo a mi tio y los momentos en que orgulloso repetía una y otra vez que era su sobrina ante los presentes...su contínua sonrisa heredada y la forma de desprender cariño las últimas veces que pudimos vernos. Asía mi mano con fuerza, un poco perdido a veces, pero me enseñó que los lazos familiares también podían crecer en la distancia...

En ocasiones, en la oscuridad de la noche creo olerlos y verlos...pero tengo tanto miedo de que estén ahí que cierro los ojos lo más fuerte que puedo, asustada...y repito contínuamente que no estoy preparada para algo así. Las palabras de mi madre golpean una y otra vez mi cabeza, de un lado a otro...solo están ahí para protegerte, nunca te harán daño, preguntales que quieren...y el pánico aumenta, las manos comienzan a sudarme y el cuerpo se me paraliza...Preguntarles? y si me contestan? me digo una y otra vez...y de un brinco corro hacia mi cama y me tapo hasta la saciedad, como en mi infancia.

Pienso en el día de mi muerte, y un escalofrío recorre todo mi cuerpo encadenando mi alma para que no pueda marcharse...inquieta, pensando en que quizá sólo me espere el vacio, la nada.

Me dejo balancear por la luna, acunada en ella, y me mece tiernamente, xq las brujas somos sus criaturas!Comienzo a abrir los ojos y sonrío en mis adentros porque sé que me arropó en la oscuridad, me miró dulcemente y que cuando caiga la noche me acogerá de nuevo en su seno...

PALABRAS PERDIDAS

PALABRAS PERDIDAS

Érase una vez una niña que aprendía a amar lentamente, saboreando el perfume de los que se quieren, embaucada y eclipsada por la armonía y plenitud de los que alguna vez se dijeron "Te quiero". Érase una vez una niña que soñaba para jamás despertar, día tras día, hasta el fin de los tiempos...Érase la nada.

Persiguiendo estos dos vocablos, con la inocencia más pusilánime, llené tus noches de un silencio abrumador mientras nos amábamos. Creí que sintiendo tu cercanía, cómo tus ojos se posaban en mis labios para acercarse después con la dulzura de la lentitud, sobraría. Pero no fue así.

La timidez me robaba la voz, así que atragantada garabateé algún anhelo en viejas cuartillas que nunca llegaron a tus manos, pergaminos de la nada, palabras perdidas que pasaron a aumentar los papeles que yacen escondidos en una pequeña caja de cartón, seguros, en un escondrijo barato perfumado en lágrimas de mi alma.

Privada de la palabra y catatónica de alcohol, con la vista borrosa, traté de hacerte llegar algunas de las que pretendían ser mis emociones. Pero en venganza a mi cobardía, el suave ronronear de mi teléfono no devolvía el amor que yo había creido mandar...sólo un silencio, una búsqueda contínua de declaraciones, un mensaje impersonal que me alertaba que te encontrabas fuera de servicio...

Quizá en otros brazos, en otra dulzura que pronunciaba anhelos y te quieros, que te abría su alma para que entrara, y qué pues, no te culpo...

Puede que besara bocas de otras en la tuya, que rodeara tu cintura recordándote las manos de extrañas damas, que aprovecharas mi alma para consolarte del dolor de no poder tener a las princesas que te abandonaban, puede que solo sea ese pañuelo que siempre tienes al alcance de las manos...Y puede que hoy por hoy las señales de mi mano solo sean un indicio de que bailó alrededor del fuego en tu nombre, y que en su grito de dolor mientras se quemaba, el eco le devolvía un "Te quiero", que nunca quiso llegar a ti...

DORMIDA

DORMIDA

Las lágrimas empapan la almohada, que se tiñe de un negro producto de un mal maquillaje en un intento de ocultar mi fealdad...

Escondida entre adornos cotidianos, maquillaje barato, y ansias de ti, no logro alcanzar la belleza interior necesaria para atarte a mi eternamente. Me miro al espejo, y cuento los defectos por miles. Culpo a mi cuerpo, y un cúmulo de efectos secundarios arañan mi alma. Discuto con mi conciencia, que cargada de razón y frialdad me recrimina el no tener valor para hacerme respetar, el haberme abandonado a la humillación elevada a la enésima potencia. Nadie te querrá mientras tú no te quieras a ti misma, me dice, y el nudo de mi estómago se desata y lloro indefensa, incapaz de dar tan siquiera un paso hacia delante. Tal vez, tres hacia atrás, que no hacen más que hundirme un poco más.

Y sí, es que hoy estoy triste, pues me volvió a faltar ese abrazo, ese roce de tus labios suficiente para que mi corazón te defienda a capa y espada, y en consecuencia yace mudo,oculto entre las sábanas, ensuciando mi rostro, dándome un cariz de princesa abandonada y desterrada.

La música fue ensordecedora, y tus manos, hábiles, se desplazaron a ras de mi espalda, rozando mi voluptuosidad. Pero no me importaba, pues cada dedo que posabas en mi, era una señal de tu cercanía. Y es que a veces, dices sexo, cuando en realidad éste solo es la licencia, el permiso para besarte y abrazarte, para hacerte mio y ser tuya...

Porque a veces necesitas disfrazar las palabras para conseguir el efecto deseado, la recompensa, cuando, en realidad, adorarías la sinceridad de no disfrazarlas...pero sabes que eso supone un adiós a destiempo, un dolor que aunque alejas terminará alcanzándote un día. Mientras tanto, sigo aquí, sola, triste, y cada una de mis lágrimas hablan de ti a la vez que recorren mis mejillas.

Bienvenido seas desamor!

¿ÁNGEL O DIABLO?

¿ÁNGEL O DIABLO?

A la luz de una vela el sonido de las teclas retumba en una oscuridad silenciosa. Callada y vacía como yo, lidiando entre la indefensión y fortaleza que alternan indiscriminadamente. No veo nada, pues no hay nada tras estas cuatro paredes. No oigo, pues hace siglos que dejé de escuchar. No siento, simplemente porque ya no amo.

Abandonada a la crueldad de la espera, al dolor del desamor y a la maldad de la melancolía llevada a sus términos más extremos de tristeza.

Dos caminos que convergen para luego volver a separarse, a distanciarse hasta el infinito. Te miro, sonries, seguro de ti mismo, y tus ojos hablan para mi en el idioma de los corazones rotos. Me susurras que no me amas y me pregunto si eres o has sido capaz de amar alguna vez. Inventas y relatas historias de terror, y yo tiemblo con la sola idea de que la ficción que describes no sea más que una parte de tu propia experiencia. Mi alma se estremece, lacrimea, pero ya no es capaz de gritar, de protestar, encadenando a la nada todo el halo de rebeldía que la caracteriza.

Recoges los únicos pedazos de tu existencia que te son necesarios para sobrevivir, y entre ellos ni tan solo una foto mía, un recuerdo, únicamente un blanco pulcro en las páginas dónde debería contar nuestra historia. Decidido, te diriges por el camino más ancho, más pedregoso...prometo seguirte, hacerte mío, y pese a que mis pies desnudos tropiezan, sangran tras de ti, no puedo alcanzarte. Alargo mis brazos, mis manos, pero cada vez estas más lejos, y la distancia llega a ser tal que tan siquiera puedo verte...

Pataleo enfadada, humillada, atrapada en el rechazo y me culpo por todos los te quieros olvidados ahora y en el pasado. Porque no solo te los negué a ti, sino también a los que te precedieron. Porque lo que para otros son solo palabras a mi me suponían desvelarte que eras dueño de mi alma.

De nuevo el silencio...La llama empieza a contornearse sensualmente...disminuyendo su baile, abrigando la mecha, hasta que perece y me abandona en la más temible oscuridad. Aspiro el olor de la cera, y por más que acerco tus camisas a mi nariz ese perfume barato del tres al cuarto con el que te acicalabas tampoco existe ya...Sólo la vela, la mesa, la pantalla y yo...fundido en negro!

YA NO RECUERDO

YA NO RECUERDO

Ya no me acuerdo de que color eran tus ojos, ni de tu risa ni tu prisa por darme un beso...(Estopa)

No recuerdo tu nombre, ni el de muchos otros que vinieron después. No pienso en ti nunca...El tiempo y el olvido son como hermanos gemelos, ya ves...

Sólo sé que nuestros ojos se hallaron, nos acercamos, mudos, borrachos, y nos besamos incansablemente, ajenos a todos los que nos rodeaban, con la música ensordeciéndonos. De Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia, que más da. El caso es que solo por una noche fuimos el uno del otro, y nos abrazamos sabiendo que era la primera y última vez que compartiríamos algo.

Jamás te eché de menos, ni necesité de tu compañía, pues ambos éramos actores de un cuento sin principio ni fin. Me perdí en vuestros ojos, intentando recordar, ver su profundidad, descubrir vuestros secretos, y os oculté los mios. Solo sé que el día que nos vimos, déjamos de vernos también, gran paradoja.

Muchas veces sonreí y me quedé inmóvil, saboreé el momento con ternura. Otras, corrí, huyendo de ti, haciéndo como si nunca nuestros labios se hubieran unido. Porque sí, porque en ocasiones no hay nada después de ese beso, tan solo la humedad de nuestras bocas, y muerto cualquiera atismo de ternura, dulzura o amor inventado solo esta la nada, el vacío.

Intento dibujar tu rostro en mi memoria, pero todo está borroso. Tan siquiera sé si fuiste real o el reflejo de lo que mi corazón anhelaba.

No tendré que echar de más lo que nunca eché de menos...

SOLA

SOLA

Tumbada en la cama, harta del calor de las sábanas, pero sin ganas de levantarme, queriéndo que los días pasen, y que la situación cambie. Duermo horas y horas, pero el deshasosiego y la melancolía sigue ahí. Y es que mis artículos son tristes, porque es así como me siento, ¿qué me pasa? tan siquiera yo sabría responder, hay cosas para las que no se tienen respuestas.

Miro a la gente de mi alrededor, sonámbulos, ciegos, y me pregunto si esa ceguera también me abarca a mi. Seguramente sí. Las paredes se estrechan, acercándose muy lentamente, creándome una situación de claustrofobia. Bajo a la calle, zombie, y me encuentro perdida, no tengo a dónde ir. La soledad me embriaga, me hace suya. Corro entre la multitud, y su contacto no me hace sentir más viva. Me ahogo en un grito silencioso, y camino hacia el mar. Me siento en la orilla, y lo miro, buscando respuestas, esperando, pero solo siento el silencio. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, y vuelvo a la madriguera...Las paredes casi se tocan ya, y no puedo respirar. Empiezo a ponerme más roja de lo normal, el nudo de mi estómago avanza hacia mis pupilas, pero, a veces, no te quedan lágrimas. En cambio, la sangre hierve en tus venas, y tu propia rabia te condena. Porque no, no quieres estar así. Recuerdas un comentario de antaño, en el que te adulaban porque siempre sonreías, aunque el viento no te fuera favorable, y buscas desesperadamente esa sonrisa, pero no debió ser tuya, sino de otro, quién sabe.

Chillas, pides cosas, pero realmente no estas segura de pedir lo mismo que ofreces...Quizás es que no das nada, y por eso no recibes. Puede que en mi burbuja de protección, halla creado tal velo que realmente sea yo quién no soy capaz de ver, de oír, no lo sé.

Ha sido un mal fin de semana, en el que las páginas de mi historia permanecen y permanecerán en blanco por siempre, dónde no hay nada que escribir, y esa blancura brilla con tal fuerza que daña mis ojos.

Odio la soledad no deseada, qué se le va a hacer...Mañana será otro día, y me perderé entre la multitud, sonreiré, intentando hacer ver que soy feliz, que no necesito a nadie, que puedo sostenerme en pie. Leeré esto, y sentiré que me equivoco, que merece la pena estar aquí, y que puedo ver las cosas tras un cristal que no sea negro...Lo sé.

EL FIN

EL FIN

Salí al balcón, y ante mi solo el mar y las montañas abrazándose, nadando en la armonía, rozándose, amándose incansablemente, marcando el principio del fin. La marea sube en la noche, y la niebla desciende, y solo así, en ese instante, pueden acariciarse, balanceándose entre la lujuria y la locura...y ese olor a humedad nos embriaga a todos.

Oí sus pasos, y pronto sus brazos rodearon mi cintura. Sus labios recorrían lentamente mi nuca, no quería girarme, pues sabía que me perdería en sus magníficos ojos. Miré la mar, y dejé de envidiarla. Sonriendo le susurré, y una inmensa ola chocó contra las rocas. Sentí que me había contestado, algo dentro de mi sabía que así era.

Me desnudé ante él, y me deleité observando cómo me miraba. Sus ojos ahora eran míos, y mi cuerpo, tembloroso, adornado de pudor, era tan solo una extensión del suyo. Se acercó cautelosamente, pidiéndome permiso en silencio. Perdió sus dedos entre mis cabellos, recorrió mis labios con sus yemas de un lado a otro. No podía soportar la tensión, y le robé un beso. Sonrió, me miró con ternura. Pasamos horas y horas besándonos, saboreando la dulzura, oyendo nuestros latidos acelerarse.

Sus manos, expertas, descendieron camino a mis pechos, y mis ojos observaban cómo sus labios se perdían en ellos, con lentitud, jugando a mirarme, perdiéndonos el uno en el placer del otro. Eché mi cabeza hacia atrás, arqueando mi espalda, ebria de placer. Me sostuvo entre sus brazos y me dejó caer muy despacio sobre la cama. Seguía muy cerca mía, tanto que podía oler, sentir, y ver su excitación. Sus ojos, encendidos en llamas, jamás perdieron su don, su dulzura. Me susurró algo al oído y se tumbó sobre mi. Nuestros cuerpos yacieron entrelazados hasta hacernos levitar. Pasamos horas y horas sin poder dejar de mirarnos, con nuestros dedos entrelazados, ajenos a todo. Sólo él y yo, guardando el momento en la caja fuerte de nuestra memoria.

Doy vueltas en la cama, te busco, suplico a cielo y tierra que vuelvas, pero has dejado de oírme, y ahora únicamente las sábanas rozan mi cuerpo. Abrazo la almohada con fuerza, intentando ahogar mis sollozos, pero solo consigo poner un pié en el vacío. Me incorporo, salgo al balcón, pero ya no huele a nada...Corro por los pasillos, registro todos los rincones, pataleo como una niña. La calle vive en la penumbra a estas horas, voy de un lado a otro, enfurecida, empapada en lágrimas. El cansancio puede conmigo y desfallezco en mitad de la nada, sobre el asfalto. Todos duermen.

No hay camino más arduo que el del olvido. Hoy voy a pensar en ti, únicamente en ti...

DESCONFIANZA

DESCONFIANZA

Es muy temprano, la luz ténue de la luna le da un tono grisáceo al ambiente, y mis ojos, mi cuerpo, toda yo, implora unas horas más para dormir, pero el autobús no espera. Subó en un estado semincosciente que me tambalea de un lado a otro, buscando un asiento junto a la ventana.

"Kiss Fm" suena en la emisora, y la música me rodea como una gran bocanada de humo. Apoyo mi cabeza en el asiento intentando dormir, cierro los ojos, pero temo no poder despertar y pasarme mi parada. Observo el paisaje absorta. El clima y la melodía que escucho me traen demasiados recuerdos. No sé qué tienen los viajes, pero me ponen melancólica, aunque la distancia a recorrer sea mínima. Una lágrima asoma, me giro intentando evitar miradas indiscretas que puedan descubrirme, pero tras quince minutos casi todos se encuentran en un estado de letargo. Sólo algunos charlan, y están tan entusiasmados en la conversación, que no constituyen un gran peligro.

Había sido una noche demasiado dura emocionalmente. La realidad, cruda, a veces daña hasta al mismo diablo. Y es que ya no pedía nada, porque no esperaba recibir nada, y en tal caso había perdido hace meses la magia, y lo que quedaba se sostenía sobre una cuerda demasiado floja para soportar el peso de ambos.

¿Es qué no confias en mi?Lo hice. Pero jamás me explicó dónde estaba el límite, hasta dónde y cuánto debía confiar, en qué maldito punto debía dejar de hacerlo y en cual no. Y es que, si algo me ha enseñado el poco sentido común que pueda llegar a tener, es que no puedes repartir la confianza en fragmentos, y recoger solo las partes que quieres o de las que te puedes beneficiar. Porque quizá los trozos que dejas son precisamente los que yo quiero, los que necesito conservar y viceversa.

Ambos nos escandalizamos de mi frialdad, pero la delgada línea quebró justo en el punto donde yo me había acomodado, y caí. Ninguna escalera, ninguna fuerza sobrehumana podría elevarme de nuevo a tus brazos en la mismas condiciones de antaño. Me decidí a olvidar, pero lo siento, la tormenta, los relámpagos, bombardean mi alma.

Perdonado sí, olvidado no. Y la confianza, en nuestro caso y muy a mi pesar, yace bajo tierra, enjaulada en las llamas del infierno, mi propio y personal infierno.

Y mis dedos, que en aquel entonces rozaron el cielo, se lamentan, lloran en silencio, porque anhelan rozar tus labios, caminar lentamente sobre tu rostro, acariciarte. Pero lamentablemente, tú ya no eres tú, y yo tampoco soy yo. Tan solo somos una huella de lo que fuimos, y de lo que pudimos llegar a ser.

Lo sé, no lo entiendes.

MIENTRAS ME ESCONDÍA

MIENTRAS ME ESCONDÍA

Érase una vez una niña feliz, a quien el color rosado de sus mejillas infladas, y el grosor de su cuerpo, le daba un cariz especial, saludable, que no es poco. Ignorante a estereotipos, complejos, acumulando sueños y esperanzas día a día, embadurnada de los cuentos de hadas, palacios, y mundos mágicos...
Pasados los años, un día, se miró al espejo, y comenzó a llorar, incansable, y decidió que debía dejar de ser así. Su imagen la repudiaba, se odiaba, y ahora comprendía porque nadie la quería, o eso creyó ella en su día.
Se sumergió en el silencio eterno. Dejó de hablar, pues se avergonzaba de todo lo que pudiera salir de aquellas enormes curvas con las que le había tocado cargar. Y se propuso cambiar, aunque muriera en el intento...
La comida era su mayor enemigo. La perseguía a la luz del día y en la oscuridad de la noche, tentándola, intentando que nunca pudiera llevar a buen término sus propósitos de metamorfosis. Pero ella huía, se escondía tras cualquier puerta, y sentada en el suelo con su cabeza entre las piernas, lloraba y lloraba, sin parar, incansable. Corrió, corrió tan deprisa que logró perder de vista a su adversario.
Sus tripas sonaban en una amarga melodía que ya no era capaz de oir, y cuando sus piernas flaqueaban y debía concederle un capricho de supervivencia a su estómago, la culpabilidad la embargaba, la envolvía, encadenándola aún más al camino de la muerte, al que sin saberlo, podía estar acercándose a pasos agigantados. Un capricho, constituían dos días de penas, tres a lo sumo, lo suficiente para volver a sentirse desfallecer.
Prohibió su reflejo en los espejos, y dejo de mirarse. Sus ojos mostraban cada vez un cariz más triste, y hundido. La ropa comenzó a quedarle enorme, y sintió vergüenza, pues dejó de conocerse, se convirtió en una extraña en su propio cuerpo. Ella se vestía con unas medias, un pantalón encima de otro, varias camisetas, para disimular, rellenar ese cuerpo que ya no era suyo, pero su rostro, sus manos huesudas, su tristeza,la delataban.
Su larga cabellera rizada, en pequeños tirabuzones, quiso acompañar a la pobreza de su alma, y empezó a morir, cabello a cabello, perdiendo el brillo que siempre tuvo. Pero nada importaba...
Consiguió salir del pozo sin fondo al que se estaba acercando, gracias a mucha gente que todavía conserva a su lado.

Hoy por hoy, el reflejo del espejo me devuelve mi imagen, y aunque arrastro ciertas secuelas de aquellos años, me miro con timidez, de reojo, desnuda, y me acepto tal como soy, aunque sé que todavía conservo una parte distorsionada de mi misma. Ahora, los altibajos en mi peso son mínimos, y supongo que se puede decir que me encuentro dentro de los estereotipos. Como en todos los casos, esto siempre depende de los ojos que te miren, y del amor que se pueda leer tras ellos.
Desde aquí, gracias a todas aquellas que estuvisteís ahí, día a día, cargando con mis cambios de humor, mis lágrimas, y sobretodo mis silencios contínuos. No sé si me quiero más a mi misma, lo que si tengo seguro es sí que os quiero a vosotras. En verdad, puedo decir que tengo más de un ángel de la guarda.
Y también un abrazo enorme a todos aquellos que os acercaís al blog, día a día, y me mostraís que hay un mundo hay afuera, con gente a la que merece la pena conocer y querer.

Ups, me volvió a salir el lado cariñoso...;P

BOHEMIA EN EL AMOR Y EL SEXO

BOHEMIA EN EL AMOR Y EL SEXO

Sus ojos miraron directamente a los míos, y tras estar seguro de que seguiría su mirada, recorrió todo mi cuerpo de arriba a abajo. No tardé en sonrojarme al ver su sonrisa pícara, maliciosa. Sabía lo que yo sentía por él, oyó de mis labios la confesión de pureza, y sabía que mi misticismo y románticismo le exigía más de lo que le había bastado ofrecer en otras ocasiones.
Dejé que me acariciara, lentamente, y sus dedos recorrieron con cuidado y esmero todo mi cuerpo, allá donde nunca nadie había estado. Temblaba, no se si movida por el nerviosismo de la primera vez, por la excitación o de plena curiosidad. Puede que una mezcla de todo.
Y es que pese a mi bohemia, yo deseaba tanto ese momento como él. Y, ¿por qué no decirlo?a mi también me encanta el sexo, puede que por razones distintas a las personas con las que me he encontrado, pero cada uno posee su propia balanza, y decide, con plena libertad, con qué quedarse después de cada experiencia.
Recuerdo de él su picardía, las palabras cómplices que recalcaban todo lo que nos estábamos ofreciendo, la canción de "Titanic" sonando en la radio, y su experiencia, pues me dió placer y me enseñó cómo dárselo a él. Dos personas fundidas en una. Confianza plena.
Cada persona es un mundo, y mucho más cuando se trata de sexo. De su sucesor rememoro contínuamente su pasión, su entrega, y el don que me ofreció eligiéndome como guardiana de su inexperiencia. Fuí la primera mujer que estuvo con él, aprendió en mis brazos. En cambio, mi logro no fue ese, sino conseguir que su mirada, que descansaba siempre en el horizonte, se cruzara con la mía, descubriéndome sus maravillosos ojos verdes que me permitían perderme en la profundidad de su alma, en la cárcel en la que nunca había dejado entrar a nadie. Yo estuve allí, y por eso quizá, mi entrega hacia él fue la mayor de todas.
¿Qué deciros de mi última relación? Todavía no estoy en potestad de elegir un momento, pues aunque se terminó el amor(si es que lo hubo alguna vez), el sexo sigue ahí. Sé que mi manía por recordar las cosas como sueños me llevará a adornar, aromatizar y embadurnar la realidad. Palabras bonitas, mensajes cómplices...da igual. A veces, viajo meses atrás y nos recuerdo abrazados en la cama, durmiendo, desnudos...quedando completamente embriagada de una seguridad y protección desconocidas hasta entonces.
Y quedan muchos momentos por venir, y otros que se irán irremediablemente, constituyendo pasajes de mi propia historia. A día de hoy, sólo sé que no sé nada, y que cada vez, es la primera, o por lo menos conserva parte de esa esencia.
Si hay por lo que hemos de sentirnos felices es porque somos capaces de compartir algo tan especial, entregarnos y abrir los brazos a la entrega, en una palabra amar.
¿Sexo por sexo? Amar no implica siempre eternidad, puedes hacerlo solo en un devenir entre el anochecer y el nuevo amanecer, lo esencial es la magia que seas capaz de desprender y el anhelo de deleitarte con el encantamiento del otro, la seducción en su sentido más amplio.

CAZA SUEÑOS

CAZA SUEÑOS

Tumbada en la cama, abrazada a la almohada, observo absorta cada uno de mis "cazasueños", y todo su significado me balancea en un estado de misticismo. El sueño me vencerá, y las pesadillas que me acompañan, como cada noche, volverán a mi. Es por eso que los compré, pues pese a que distan mucho del cazasueños auténtico, creo ferviertemente que me protegerá, como lo hacía con los antiguos chamanes.
Me imagino sus plumas bailar en una danza y melodía tan hermosa, que todas las fuerzas negativas no serán capaces de no sucumbir a sus encantos, y una vez allí, quedarán atrapados, y dejarán de soplar en mi oído, y por fin, podré descansar.
¿Pero quién o qué me da a mi potestad para encarcelarlos? Quizá en lo más profundo de ellos, halla una pizca de bondad, y mientras sea así, habrá esperanza. Por eso, cada mes, después de la primera noche de luna llena, dejo que los rayos de sol le muestren el camino a la libertad. Me despido de ellos, y sé que, buenos o malos, me recuerdan que sigo viva.
Y eso es lo mismo que me ocurre con mis ángeles negros, elfos, o como quiera llamarlos. Un día se marcharon sin despedirse, y aunque, a veces mi corazón os abre la puerta embadurnado de melancolía, y podeís ver mis heridas, los rememoro con dulzura, los vigilo y cuido en la distancia, e incluso en ocasiones los anhelo en un silencio sonoro, que les grita desesperada que vuelvan. Un minuto nada más, un minuto antes de irte...

SUYA

SUYA

La luz que mi alma tuvo antaño, pierde su intensidad día tras día. Regalé mi vida, mi inocencia al primer postor,y no me queda nada, tan solo recuerdos y una montaña de preguntas que asedian mi mente. ¿Por qué no funcionó?, ¿qué hice mal?, ¿que no le dí?. Cuando lo ví, después de tantos años, y sentí el fuego de sus ojos clavado sobre mis labios, no me pude apartar. Lo dejé acercarse lentamente, y el mundo desapareció bajo mis pies, me sentía flotar.
Supongo que es demasiado fácil embadurnar a una chica tan romántica y bohemia. Durante los siguientes días después de nuestro reencuentro caminábamos cogidos de la mano, bromeábamos con la picardía de aquellos que en el pasado se amaron, y sobretodo me abrazaba continuamente. Sus brazos alrededor de mi cintura, fuertes, me mecían en un estado semiincosciente de felicidad, y si alguién me hubiera concedido en aquel momento algún deseo, lo único que hubiera querido es conservar ese abrazo eterno, por siempre.
Quería ser suya de nuevo, pero la daga que él mismo clavó en mi corazón en el pasado, se removía, avisándome que no sería capaz de superar otra herida de tal embergadura. Cuando nos conocimos, me causó tanto tanto dolor, que me sumergí en un estado de silencios contínuos, en el que cualquier gesto o palabra desataba mis llantos de desesperación y agonía. Pero lo había echado tanto de menos, que no quise escucharme. Me repetía una y otra vez que esto iba a funcionar. No podía detener todo el amor que había en mi lidiando por estar a su lado. Lo amé y me deje amar.
Pero un día, no distinto a los demás, en el que nos habíamos abrazado y besado como los anteriores, me cogió de la mano, y solo viendo sus ojos supe que tras ellos estaba el infierno dispuesto a poseerme. No siento nada fuerte por tí, dijo. Tropecé y me precipité al vacío.
Tras esto, mi empeño por retenerlo propiciaba encuentros entre los dos, pero estos se alejaban años luz de lo que yo realmente soñaba. Acepté todas sus reglas, mentí sobre mis sentimientos, y me conformé recogiendo las migas de lo que él me ofrecía. Pero estas situaciones no pueden durar eternamente. La pesadilla duró dos años. Pero al fin, como estaba escrito, terminé de perder algo que realmente nunca fue mío. Lo perdí a él.
Pese a que todavía duele cuando os lo cuento, aún hoy consigo sentarlo frente a mi en cualquier cafetería, ser su amiga, ofreciéndole todo mi ser, mi confianza, y mi hombro cuando necesita llorar, y me pregunto ¿qué hubiera pasado si él me hubiera amado?.
Silencio...la música suena, y mi alma llora.